lunes, 29 de diciembre de 2014

Pequeños, grandes poemas

Desde muy pequeña me educaron con la lectura, no sólo como un medio de aprendizaje, sino como una nueva y maravillosa forma de sentir, amar, fortalecer, comprender... entiendo que es un registro que no todo el mundo comprende, ni todo el mundo está capacitado para llegar a expresarla de la manera que merece. Por todo ello, me gustaría finalizar el año con una reseña a todos aquellos autores que son capaces de reunir todas las características que conlleva la escritura en verso, no sólo aquellos con los que hemos tenido el privilegio de compartir su aventura, sino de todos los que por el motivo que sea no han llegado a publicar sus obras, aunque su potencial sea o haya sido infinito. Felicidades a todos los que llegáis a conmovernos y sabéis exprimir al máximo esta maravillosa forma de entender la lectura.
 
Seguidamente quiero compartir con vosotros la historia de uno de nuestros poetas, que por motivos más que evidentes ha llegado muy muy dentro del equipo Rapitbook. La persona en cuestión es el señor Vicente Lucas Carrasco. Vicente es un autor de 89 años que me cautivó el primer día que entró por la puerta. Sus palabras fueron: “Siempre he querido publicar un libro y nunca he encontrado el momento”. “Pues ¡qué bien! Qué valor con esta edad ponerse a escribir”, pensé yo. Todavía recuerdo cómo sacaba sus borradores de su carpeta (que lo ha acompañado todos los días que ha venido a visitarme). Era curioso cómo tenía todo organizado y al mismo tiempo era un desastre la forma en que tenía todos los poemas. “Mi nieto me lo está pasando a ordenador. Yo de momento no sé nada de mecanografía, pero que sepas que me he apuntado a clases para que me enseñen y así no tener que molestar a Dani”. Yo no podía salir de mi asombro. Y cuando pensaba que ya no podría sorprenderme más empezó la aventura: su obra. Pequeñas composiciones poéticas que embelesan y consiguen emocionar. Me encanta haber participado en su edición y haber compartido tantos momentos con él. Es una persona grande, muy muy grande. Dejo a modo de ejemplo una de las que más me gustaron a mí:

XIV

En el río se bañaban,

un príncipe y su doncella

una noche de verano

cuando dormían las estrellas.


Ella se quitó su capa,

él su espada y su guerrera,

se abrazaron fuertemente

en la noche sin estrellas.


Y en la aurora despertaron

felices y enamorados,

y cogiendo de las riendas

a sus dos caballos blancos,

convencidos de su amor,

al castillo regresaron.
 

Un placer haberte conocido, Vicente. Esperamos que tengas muchísima suerte y que nos sigas cautivando con tu próxima obra, que si todo va bien, se presentará en breve.
Para acabar, me gustaría hacer una mención a mi poeta personal, mi luz y mi inspiración, que aunque no llegó a publicarse, ésta me parece una bonita forma de mostrarla. Ahí os la dejo:

A LAURA

No llores mi niña, ya viene tu mamá,
 viene con premura, mi alborozada,
a callar tu llanto y a besar tu cara.
Quedará contigo muy acurrucada,
hasta que te duermas muy bien arropada.
Después seguro que vuelve a tu cama
a velar tus sueños muy de madrugada.

Y verás en sueños sirenas doradas,
Peter Pan y Garfio en duelo de espadas.
Piecitos y Sera volverán mañana,
para ver a Bestia bailar con su Dama.
Te llevará Dumbo al cielo en sus alas,
encontrará Pinocho a la ballena mala
y reirá Cenicienta porque hoy vino el hada.

Y cuando hayas crecido y no quede nada
de tu aliento fresco de rosas tempranas,
ni de tu inocencia de niñez bañada,
quedará siempre la dulce mirada
de mi tierna niña, de su voz amada.
Y como un pajarillo desde tu ventana,
si tú me lo pides, cantaré una nana.

PAPÁ - 1992

 Felices fiestas, muchos éxitos y alegrías y que empiece igual o mejor el año que viene.

 Laura Fernández
Equipo Rapitbook

lunes, 1 de diciembre de 2014

Un libro es una historia: La breve historia de los Apuntes Metecos


Siempre llevo encima algún cuaderno, para apuntar todo aquello que me parece interesante.
Desde hace años, anoto citas, frases, títulos de libros o simplemente ideas en borrador. Algunos compañeros y clientes me preguntan por qué sigo utilizando blocs de papel para tomar notas, si trabajo en marketing online y hay aplicaciones tan útiles como Evernote o Google Keep, que pueden sincronizarse y compartirse de una forma comodísima.
No es que me guste lo vintage, ni que sea un romántico del papel, sino que es pura costumbre, un hábito difícil de cambiar. Me gusta escribir a mano. Esta costumbre de rescatar frases de otros autores me llevó a recogerlos en un blog, que hacía las veces de bloc pero en la Red, para ser compartidas, comentadas y criticadas. Así nació mi blog, “Apuntes Metecos”, en febrero de 2011.
Poco a poco aquellos apuntes fueron creciendo, y poco a poco fui aportando artículos de cosecha propia, que nacieron en esos blocs de papel. Era el primer blog que abría desde que me licencié en Ciencias Políticas, y la temática iba a ser la política, pero también la comunicación, la Sociología y la Antropología.
Los comentarios que llegaban al blog eran muy positivos, y gracias a las redes sociales, el alcance se amplificó hasta un público que, de otra manera, hubiera sido imposible conocer. De hecho, empecé a colaborar como analista político en varios medios de comunicación digitales gracias a ese trabajo de creación de artículos en un humilde blog, publicado en la plataforma Blogger.
Por circunstancias de la vida, a finales de 2013 decidí cerrar aquel blog al que había dedicado tantas horas y artículos, una tarea de crecimiento personal y profesional, que pensé en guardar de alguna forma. En un primer momento quise guardarlo todo en un PDF y abrir su descarga a cualquiera que quisiera guardar ese trozo de mi historia, de las ideas que fui compartiendo en el blog, y que pesaba menos de un megabyte. Pero un amigo me recomendó publicarlo en papel, darle forma de libro recopilatorio de artículos, y que también tuviera formato electrónico.
Los apuntes volvían al papel, recorrían el camino inverso en una época donde lo frecuente es publicar en digital, regalar las obras a cambio de un tuit o de un “Me gusta” de Facebook, y que acaban como una caja de kilobytes llenos de polvo en algún rincón de una tarjeta microSD, o en alguna carpeta perdida de un disco duro.
Opté por Rapitbook porque su visión de la publicación bajo demanda era lo que necesitaba. Con una pequeña inversión inicial, aquellos apuntes iban a tomar forma física, iba a poder llevarlos encima, regalar un trozo de mí; solo había que pulir la maquetación y escoger la tirada de ejemplares. Así de fácil.
Reconozco que en un primer momento sentí vértigo por publicar, pues tengo un respeto muy grande por los libros, más como símbolo que como objeto. Pero por ese mismo respecto pensé que debía ser un buen libro, del que sentirme orgulloso y que hiciera sentirse orgullosos a mis hijos dentro de quince o veinte años.
Y es que dicen que en esta vida todos deberíamos plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Por algo será.   

Eli Gallardo