jueves, 29 de mayo de 2014

Nuestros escritores... Pedro González Ozonas

Pedro González Ozonas acaba de publicar "La mujer misteriosa" segunda parte de la trilogía "Mary Wolf" que sigue el camino de "La realidad de una leyenda" y que se cerrará con "Bigstone, el castillo de la infamia". Este proyecto ambicioso de largo recorrido sorprende enormemente especialmente si es su debut literario publicado.


Se define a sí mismo como "apasionado trotamundos y amante del deporte de riesgo".

En varias ocasiones fue solicitada su colaboración para acudir al rescate de montañeros en dificultades. Con dos compañeros, Joan Sastre y Pere López, y un garfio fabricado por él mismo, remontó "Sa Fosca", una hazaña considerada casi imposible aún hoy en día. En la cueva "Sa Campana", descubrió un pozo que la catalogó como la sima más profunda de Mallorca, 317 metros, y lo llamaron "Es Pou d'en Pere". Su coqueteo con la muerte acabó de golpe a los 37 años. Dos importantes lesiones apartaron de su vida lo que más le apasionaba... y quien sabe, tal vez ello le salvó del precoz beso de la muerte.


Ahora sigue en la aventura, pero esta vez los peligros son fantasía, imaginación plasmada sobre papel...

Una historia fascinante y que se ve reflejada en sus libros... En la Trastienda le deseamos un gran éxito.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Los Viajes de la Guía Travel por su autor... Descubre la mejor manera de viajar sin salir de casa

Desde La Trastienda queremos dar voz a nuestros escritores... Le propusimos a Alberto Martínez Laguía que nos ampliara las intrahistorias de su libro, le pasamos una serie de preguntas para que nos contara más sobre sus viajes y esto es lo que nos explicó... Desde luego resulta tan interesante como su libro:

 
Los viajes de Laguía Travel es el libro de Alberto Martínez Laguía donde explica sus viajes durante 14 años bajo una óptica muy personal, en la que describe sus destinos destacando sus vivencias, anécdotas, experiencias, y regándolos con datos de interés amenos sobre los lugares, como la gastronomía típica, las religiones que predominan, pinceladas de su historia, etcétera.
¿Qué es lo que más valoras al hacer un viaje?
Básicamente, dos cosas: la primera son los compañeros de viaje. Ya sea con tu pareja o con un grupo de amigos, los viajes, sobre todo aquellos que tienen implícita cierta aventura, conllevan sorpresas, cambios de planes, algunas incomodidades a las que no estamos acostumbrados como dormir en aldeas de comunidades indígenas, que el monzón te sorprenda a mitad de camino en un trekking por la selva, insectos… en fin… busco viajar con gente que valore esas inesperadas situaciones e incomodidades como experiencias y sobretodo que las reciban con humor. La segunda es que se debe escuchar que tipo de viaje te pide el cuerpo realizar ese año (dentro de las posibilidades): un año será cooperación, otro será aventura, otro conocer culturas lejanas, y otro descansar en una playa al sol y tener tiempo para disfrutar de los amigos, comida, un buen libro… Forzar un viaje de aventura, si el cuerpo te pide descanso, hará que pases por alto muchas experiencias.   
¿Cuáles son los destinos que más te han gustado? ¿Y el viaje que más te ha gustado?
En cuanto a destinos concretos, es difícil escoger, ya que a veces la propia compañía hace que un lugar mediocre se convierta en especial, aun así, algunas de las tres ciudades que volvería sin pensarlo son: la Habana, Cuba, por la alegría de sus calles. En el libro defino la sensación que tuve en la ciudad como si fuera con algunas copas sin haber probado una gota de alcohol. Jerusalén, por su magia. Cada rincón… cada adoquín… podría llenar páginas y páginas con su historia, y dependiendo de la religión del autor, podría ser una historia completamente diferente. La vista se te pierde entre cúpulas, mausoleos, sinagogas, cruces, mezquitas, soldados armados, rabinos, los rollos de la Torah… Todo son símbolos, todo es pasión… Y la tercera sería Ushuaia, en la Patagonia Argentina, provincia de Tierra de Fuego, conocida como la ciudad del Fin del Mundo o la Ciudad más austral del mundo. Este antiguo enclave era  la  cárcel de Argentina, por la dureza de sus condiciones climatológicas, y porque si algún presidiario tenía que cruzar el Canal de Beagle a nado, moriría congelado en pocos minutos. Como toda la Patagonia, Ushuaia es un lugar que engancha, por el azul oscuro de su mar, por la majestuosidad de las montañas, la nieve, la lejanía respecto a todo… fue un lugar olvidado hasta que Darwin empezó a estudiar sus especies animales y a sus aborígenes a bordo del Beagle.
Sin duda, el viaje que más me ha gustado, fue el que hice como cooperante a Guatemala. Los que me conocen saben que aquel viaje cambió algo dentro de mi.

¿Y las situaciones más tensas o incluso que hayas pasado miedo?
He vivido situaciones tensas en algunas ocasiones: caminando por ejemplo por Ciudad de Guatemala, una de las ciudades más peligrosas del mundo, o en la frontera entre Cisjordania y Jordania… cuando de repente desapareció mi pasaporte, en medio de una zona rocosa casi desértica, donde supuestamente la seguridad nos la debían aportar unos soldados de dieciocho años vestidos de camuflaje y armados hasta las cejas. O conducir por las carreteras no asfaltadas e inundadas por el monzón, que bordean los acantilados de los Himalayas, o cuando en Momostenango una noche, la joven Josefina apareció con su bebé completamente morado e inmóvil, gritando: “¡Es ojo, es ojo!”… refiriéndose a que el bebé estaba muriendo porque le habían echado mal de ojo (afortunadamente sobrevivió).
Y estoy seguro que algunas situaciones ahora las viviría de otra forma, como los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos (tenía 21 años), o estando en Israel y Palestina los días del repliegue de los asentamientos judíos de Gaza en julio de 2005.
Alberto, explícanos algo que no salga en el libro…
Hay muchas historias que no se pueden contar y que, por tanto, no salen en el libro, y me quedo para mi o para círculos reducidos… ¡Quizá alguna vez escriba La cara B de los viajes de Laguía Travel! Pero de las que no explico, recuerdo una que viví con mis cinco amigos cooperantes en una comunidad indígena perdida en el norte de Guatemala, cerca de Chiapas. Habíamos llegado a la aldea con chicken-bus (gallinera), después en la parte trasera de una ranchera y finalmente caminando por la montaña... unas dos horas de trayecto. Desde luego el lugar más remoto donde habíamos estado. Mientras avanzábamos entre las casas de adobe del poblado, un anciano de tez morena y que caminaba con dificultad, vino desde lo lejos hacia mi, se posó enfrente mío, cogiéndome emocionado fuertemente por los brazos, me dijo: “Por fin… llevábamos años esperándolo”. Mis cuatro amigos me miraron con sorna y disfrutaron viendo como, por una vez, me quedaba sin saber que decir!
 
¿Y de las que no se pueden contar?
Como decía, hay unas cuantas divertidas. Una de ellas nos sucedió al grupo de amigos de la universidad por La Habana. Fuimos con dos habaneros a un bar de gente local, donde bailaban y tomaban su rico ron. En un momento, varias chicas se nos acercaron con ímpetu y nos cogieron para bailar salsa. Así que de repente, varios de nosotros nos vimos en medio de la pista, rodeado de decenas de cubanos que nos miraban divertidos, bailando salsa con unas mulatas. Llegado el momento, a cada uno de nosotros nos dijeron alguna frase que recordaremos toda la vida, la de mi cubana fue: “Te vi a hacel el amol hasta molil”…. Pero decidí sobrevivir, y al poco nos subíamos a lomos de un camión bananero, que nos iba a devolver al barrio de Miramar, donde residíamos. 
Explicas en el libro, que aparte de las historias de los viajes, creaste un blog donde semanalmente colgabas historias con anécdotas, curiosidades de los países que has visitado, biografías… explícanos una historia inédita.
Sí, en el blog he colgado unas 250 historias cortas de los países que he visitado. Estas historias surgen muchas veces por casualidad: a veces alguien te cuenta de donde proviene tal o cuál producto, como el gin-tonic (la India), los tejanos (Génova… Blue de Gênes) o el happy-meal (Guatemala), o lees sobre un personaje originario de uno de estos destinos… La última historia que me sorprendió fue la de Rebeca Méndez, una mujer que murió hace un par de años en México. Todos nosotros hemos oído hablar sobre su vida, pero nunca me había parado a pensar en ella, hasta que un día, haciendo cola en la Delegación de Hacienda (puede surgir en cualquier momento) escuché una canción que hablaba de ella: la historia real narra que en 1971, una joven de 22 años, Rebeca, iba a casarse con un pescador al cabo de cuatro días. Sin embargo, Manuel, antes de la celebración, tuvo que partir a faenar junto a otros hombres. Algo sencillo y que le permitiría llegar a la boda. Pues bien… al cabo de cuatro días, Manuel no llegó, y Rebeca fue a buscarlo con su vestido de novia y con su ramo al muelle. Volvió al día siguiente, al otro, al otro… y así todos los días de su vida desde los 22 años hasta los 63 que murió. Se trastornó, y se convirtió en una atracción turística. Los turistas iban a verla y le decían a una fantasmagórica Rebeca que vivía de la mendicidad e iba ataviada con un vestido de novia roído y comido por los cangrejos, que por favor volviera a su casa. Rebeca siempre contestó con una sonrisa: “No, Manuel va a llegar y nos tenemos que casar…”. Cada día de su vida.
La verdad es que me quedé helado cuando descubrí la historia de esta mujer, que deambuló toda su vida sobre el muelle de San Blas.
¿Cuál es tu próximo destino?
Pues todavía lo estoy planificando. La verdad es que si escucho a mi cuerpo, este año me pide descansar en una playa al sol y disfrutar del mar, la buena comida, los amigos… incluso aparcar mi libreta Moleskine por un año y tan sólo vivir sin escribirlo… quizá volver a una isla griega. Sin embargo, también es cierto que cuando surgen oportunidades de viajes lejanos, me resulta difícil negarme, así que tampoco descarto subir al Machupichu.
Muchas gracias Alberto, y espero que sigas disfrutando de tus destinos nos hagas partícipes de tus historias.